Buenos recuerdos para transitar las crisis

Buenos recuerdos para transitar las crisis

Los días en que la cuarentena era aguda y el invierno nos obligaba a tener la estufa encendida todo el día, mi hermano y yo teníamos el privilegio de estar en casa, sin mayores altibajos. 

Como a muchos, y a pesar de tener la fortuna de estar protegidos, esos días generaron gran ansiedad en mí y un estado parecido a la película “El día de la Marmota”, donde Bill Murray repetía una y otra vez la misma rutina.

¿Qué pasó?, pues simple, comencé a tener la sensación de que nada tenía sentido, si el día a día no podía compartirlo con mis cercanos, perdí un poco el gustito por entusiasmarme con la vida. Una tragedia.

Un día me dispuse a ordenar la bodega (porque sí, Marie Kondo nos inspiró a todos)  y me encontré con una caja que contenía diferentes recuerdos: fotos familiares, de la vez que viajé sola, cumpleaños de infancia, souvenirs de los bautizos de mis sobrinos, tickets de tren, colillas de entrada a museos, cartas y dedicatorias que nos escribíamos con mis amigas en el colegio, tarjetas de cumpleaños y un largo etcétera.
No pude, en ese momento de vulnerabilidad, evitar sentirme un tanto desesperanzada porque me parecía que la cuarentena no terminaría nunca y tenía la sensación de que esos momentos que  habían sido especiales tiempo atrás, no volverían.
Llamé a mis amigas más cercanas quienes me escucharon entre sollozos la angustia que se me arrancaba por la garganta. 
Entre todas, que nos hemos acompañado por muchos años; llegamos a la conclusión de la importancia de crear bonitos recuerdos porque sin duda, ver esa caja llena de tesoros era un reflejo de lo que yo había vivido;  y si los guardé, es porque quise retenerlos de alguna forma conmigo.
Hoy, tienen un lugar de honor en mi casa.
Cambié mi perspectiva y solo pude encontrarme con una gran sensación de apreciación y gratitud. Tomar nuevamente esos objetos, evocó en mi sensaciones de alegría, ternura y nostalgia que reviví con solo verlos. 
Eran el rastro de los buenos momentos de mi historia personal. De lo que yo he construido.

Desde entonces, llevo un diario de agradecimiento que es similar a un diario de vida. 
Dedico unos minutos a repasar mis últimas 24 horas y destaco con colores, dibujos y palabras todo lo bueno que he transitado.
Fortalezco lazos con mis cercanos y me preocupo de generar nuevos con aquellos que se cruzan en mi vida… porque creo fielmente que así, tendré mas chances de tener bonitos recuerdos.
Guardo papelitos, los dibujos de mis sobrinos, imprimo fotos, las pego en un album que yo misma me inventé, les escribo una pequeña reseña al lado para retener el contexto.
Quiero recordar todo por si en algún momento me vuelvo a sentir desesperanzada. 
Y si aquello volviese a ocurrir, abriré mi cajita, hojearé mi álbum y leeré mi diario para  reconectar al instante con los recuerdos que guardan una historia, una anécdota, un sabor  o una emoción de alegría y gratitud.
Como dijo Gabriel García Marquez, la vida no es la que vivimos, sino cómo la recordamos para contarla
 
Laura Gallardo
Coleccionista de buenos recuerdos.