Probablemente te has visto con alguien y no lo has subido a las redes sociales porque te pueden pillar.
Es sorprendente que tengamos una sensación de culpa al querer ver a las personas que más queremos, familiares y amigos. Esto no es trivial, y así lo demuestran varias investigaciones. Una de ellas, desarrollada por el Instituto de Investigación en Felicidad de Copenhagen, publicó recientemente que la soledad es la principal amenaza para la felicidad. El estudio que se aplicó a 115.000 personas en 50 países europeos, plantea que el efecto negativo de la soledad es dos veces más relevante que el desempleo. Ya Ryan y Deci demostraron el año 2000 que las relaciones son una necesidad psicológica básica y así lo vemos en la cotideanidad, que estamos dispuestos a infringir la ley para vernos con quienes queremos. ¿Estarías dispuesto a robar un pedazo de pan si llevas días sin comer y no tienes dinero para comprar uno? ¿Pregunta ética y filosófica verdad? La pregunta entonces es porqué el valor de las relaciones está subestimado y claro, en general estaba en nuestras manos promoverlas y desarrollarlas, pero hoy se nos hace más difícil por el confinamiento. Ya se sabe que tener relaciones positivas nos hace más felices y estamos en un momento histórico y crucial en este sentido.
Somos seres adaptativos y ¿qué pasaría si nos acostumbramos a estar solos? Seguro iría en detrimento de nuestra sociedad ya individualizada. Requerimos promover lo colectivo y en general partimos por quienes tenemos más cerca. Así que te perdono si quieres ver a quien quieres, aunque incumplas la ley. Amen.