A propósito del frente de frío y mal tiempo que ha afectado a gran parte del país, un vecino me contaba que las últimas heladas habían quemado parte de su huerta, sus flores, los cactus y los árboles pequeños de su jardín. Una gran pérdida por todo el esfuerzo que había detrás.
Mientras me contaba con frustración su situación, pensé en el árbol de magnolia que a diario veo desde mi pieza. Es un árbol frondoso de hoja perenne que plantamos con mi familia hace 12 años y en primavera da una flor blanca que es hermosa, da mucha vida al jardín.
Veo ese árbol a diario. Permanece intacto año tras año, helada, tras helada, calor tras calor. Y aun cuando nos preocupamos de regarlo (y no mucho más la verdad), no pude evitar preguntarme ¿por qué mi arbolito de magnolia ha sobrevivido estoicamente desde siempre a tanto cambio inclemente y aun así, lucir bello?.
La respuesta la encontré en la resiliencia.
La resiliencia es la cualidad de poder adaptarnos y sobreponernos a situaciones desafiantes, dolorosas y/o difíciles, y además rescatar una lección de ello.
Así como mi árbol, los seres humanos tenemos la capacidad de poder crecer al alero de la resiliencia, porque la vida está hecha de días de sol, lluvia y heladas (entre muchos otros escenarios).
Ojo, no se trata de “aguantar”. La resiliencia conecta con nuestra capacidad de adaptarnos a las circunstancias y fortalecernos de la(s) experiencia(s).
Así como mi magnolio, que día a día encontró la forma de adaptarse positivamente a las inclemencias del cambio climático y crecer, engrosar su tronco y dar unos hermosos botones; nosotros tenemos la oportunidad de fortalecer (o entrenar) nuestra resiliencia, como si fuese un músculo hermoso.
¿Quieres la receta para fortalecer tu resiliencia?
Dedica un momento de tu día (todos los días) para conectar con emociones positivas como:
la alegría, la gratitud, la curiosidad que nos hace sentir vivos, o simplemente, contemplar algo que te produzca felicidad (como un dibujo de tus hijos, un cuadro, o escuchar esa canción que te alegra el día).
De acuerdo a la dra. Karen Reivich, del Centro de Psicología Positiva de la Universidad de Pensilvania, estas pequeñas grandes acciones permiten que fortalezcas “tu músculo de la resiliencia”, así, cuando las cosas se pongan difíciles y sientas que todas las estaciones del año se vienen de una vez sobre ti, tú ya habrás creado un refugio al que recurrir para enfrentar lo que sea que la vida te presente.
Entonces, ¿qué harás hoy para conectar con tus emociones positivas?